Et tu, Bertín?
Aprovecho este lapso de cordura por parte de mi próximamente formateado ordenador para emerger del mutismo malagurritano al que llevo las últimas semanas sometido. Así es, tres semanas tres sin pisar mi casa y sin visitar a mi bienamado Bertín (mi ordenador de sobremesa... larga historia). El reencuentro era sin duda la escena más esperada por el público de esta nueva temporada de "Te odio mucho, el musical".
Imaginad mi sorpresa cuando enciendo el ordenador y lo primero que me encuentro es que la pantalla de bienvenida del Windows XP se ha convertido, sin ninguna explicación aparente, en la del Windows 2000.
-¿Ein? -exclamo.
Pero bueno, mientras sólo sea eso... Aunque me resulta demasiado raro, es como si se hubiera reinstalado el windows sin contar conmigo, y dado que mi ordenador lleva tres semanas apagado y desenchufado no debería pasar esto. Pero en fin. Inicio el emule, como siempre que enciendo mi ordenador, y descubro que esto se pasa un rato diciéndome que no tiene acceso al disco duro.
-¿Pero qué coño...? -murmuro.
Pero se le pasa pronto, y finalmente el bicho conecta. Vale, muy bien, tenemos ganas de cachondeo, de acuerdo. Vale, intento abrir el messenger. Y qué os creéis... por supuesto, efectivamente, EL MESSENGER NO ESTÁ.
-¿Pero esto qué cojones es? -protesto.
En fin, se habrá desinstalado, no sé cómo, no sé cuándo, no sé por qué, pero se habrá desinstalado y tendré que bajármelo de nuevo. Abro el Firefox.
UNA MIERDA PA MÍ VOY A ABRIR EL FIREFOX. Por alguna extraña razón también ha desaparecido. ¿Pero qué hostias...?
Vale, vale, Jackie, mantén la calma. Puede que haya algún problema con la configuración del... no sé, del sistema de... el registro que se haya... ehm... me voy a bajar el Firefox otra vez. Abro el internet explorer.
POR LOS COJONES SE VA A ABRIR EL INTERNET EXPLORER. Siempre que intento abrir uno de estos programas me sale la ventanita de la linterna explorando el disco duro y el botón de "buscar manualmente". Vale, muy bien, hasta aquí hemos llegado, le doy a buscar manualmente.
Y por alguna extraña razón, se me abre un instalador. Yo "Vale, será el del internet explorer, ahora lo instalo y... ehm... ¿por qué es el instalador del Adobe Acrobat?" Cancelo la instalación. Y vuelve a salir el instalador otra vez. La vuelvo a cancelar.
Se abre por fin la ventana del explorador con la carpeta del internet explorer. Un montón de archivos, menos el internet explorer.
Pruebo con el messenger. Lo mismo. El Firefox. Lo mismo también.
-Esto ya no es normal...
Por cierto que cada vez que intento abrir una de esas carpetas, se vuelve a intentar instalar el Acrobat. Esto se vuelve cada vez más raro... Me dice el ordenador que el disco C tiene poco espacio. Vale, borro un par de cosas grandes que tenía en el escritorio y digo "Voy a comprobar cuánto espacio me queda ahora". Abro Mi PC.
Y me vuelve a salir el instalador del Acrobat.
Un par de experimentos más y se me confirman mis temores: cada vez que intento acceder a una carpeta, un disco duro, cualquier ventana del explorador de Windows, aparece el instalador del Acrobat. Y yo siempre lo cancelo, siempre, sin parar.
Salvo una vez. Que me fui al baño y cuando volví ya decía "Acrobat instalado, ¿reiniciar ahora?"
En fin. Que mi ordenador se ha vuelto loco, me odia o algo por el estilo, así que se ha pasado una bonita tarde de antivirus y adaware a ver si le pillaba algo. He borrado y desinfectado un par de archivos, pero esto sigue igual. He encontrado la forma de acceder de manera sibilina (bonita palabra, ¿eh?) al Internet Explorer y desde allí me he bajado el Firefox y el Messenger. Ahora mismo parece que va relativamente bien.
Aunque la pantalla de inicio sigue siendo la del 2000.
Yo volvía esta mañana a Algeciras dispuesto a actualizar este bienodiado blog de mis entrañas (serán mis extrañas...), preguntándome de qué me podía quejar, cuál podría ser el tema de mi diatriba de esta ocasión... y mira tú por donde, Bertín voluntarioso como él solo me ha aportado un tema de estos que duran y cunden y se pueden aprovechar incluso para radiotertulias (nuestra opinión... y la tulia).
¿No queríais odio? Pues tomad dos tazas. Os mantendré al tanto... si éste se deja.