lunes, 27 de marzo de 2006

Chim póm

¡Bueno, se acabó el veintiseis de marzo! Volvemos al trabajo, gente. ¡ODIO AL MUNDO! Desde el cariño, pero lo odio.

Pero antes de continuar... una terrible duda existencial que me surgió el otro día. Vamos a ver, os cuento: hace unos cuatro días, creo recordar que fue, fui asaltado en plena calle por un testigo de Jehová. Para los que nunca hayáis pasado por esta situación, os lo describo: son los únicos con los que no funciona la respuesta "Es que soy estudiante" para que te dejen en paz. Eso sí, siempre tienen la delicadeza de preguntar primero "¿Le pillo con prisa?", dándote la oportunidad de escapar; pero claro, ya que ellos han tenido esa delicadeza, no vas a ser tú ahora el borde que le diga "pues sí, mire usted..."

Y a partir de ahí, el testigo de Jehová te empieza a hablar del paraíso que Dios va a construir en la Tierra. Y te dice que él y los suyos se dedican a hacer lo mismo que hicieron Cristo y sus apóstoles. Que tú ahí dices "Vale, predicar la palabra, de acuerdo; porque como se refiera a organizar cenitas en plan Agatha Christie para ver si Judas confiesa, entonces me estás diciendo que lo único que hacéis es reuniros por las tardes para jugar al Cluedo, y en ese caso ¿DÓNDE HAY QUE FIRMAR?". Todo la mar de bien argumentado, sabes perfectamente que no tienes por qué creértelo y que en cuanto te vuelva a dar una oportunidad de escapar la vas a aprovechar.

Pero yo decidí contestarle.

Así las cosas, cuando el tío me dijo que no hay nadie perfecto salvo Adán, Eva y Cristo, y después de haberme dicho ya alguna que otra vez que la Biblia tiene todas las respuestas, yo pensé "pues qué coño, acudamos a ese libro maravilloso que lo sabe todo". De Adán y Eva pensé que mejor no le hablaba, que esa era demasiado fácil. Así que fui directamente a por Cristo.

Básicamente lo que le dije fue algo tal que así: "Si me permite una reflexión, caballero, y es sólo una reflexión... Yo no creo que Cristo fuese perfecto. Piense que, hacia el final de la historia, y la Biblia lo recoge, Cristo culpaba a Dios por todo su sufrimiento y estuvo a punto de perder la fé. Cristo era el hijo de Dios, vale, pero era humano, normal, vulnerable. Así que yo sostengo que quizás lo que lo hacía especial era, precisamente, su imperfección: siendo como era un ser capaz de cometer errores, trató de hacer toda su vida lo que le parecía que era lo correcto".

¡Me acabó dando la razón, el tío! Así que cambió su argumentación a "ninguno de nosotros somos perfectos, pero tenemos que hacer todo lo que podamos". Perfecto, otro dato BIBLIOgráfico que tirarle a la cara. Inmediatamente le contesto: "Hombre, eso está claro; si no fíjese en Noé, que era un borracho y mire lo que fue capaz de hacer".

En mi defensa diré que, cuando me dijo "¿qué mejor ejemplo que Cristo, que hizo cosas que nadie más ha podido hacer, como controlar a los vientos o caminar sobre las aguas?", lo dejé marchar sin contestarle "pero gilipollas, si eso es completamente imposible para nadie que no sea directamente el hijo de Dios, ¿no le parece que, si Cristo es un ejemplo a seguir, será por TODO LO HUMANAMENTE POSIBLE QUE SÍ HIZO?", porque pensé que bastante tiene que ser el constante rechazo de la gente que se lo encuentra por la calle como para encima desmoronarle todo su sistema de creencias. También evité la tentación de presentarme como miembro de la Orden Hospitalaria de los Hermanos de Abel, porque no tenía ganas de inventarme una explicación de dicha orden.

A la vista de todos esos acontecimientos, lo someto a votación: ¿creéis que iré al infierno mucho o poco?

EL ODIO HA VUELTO. Que me voy un día y esto se descontrola.

domingo, 26 de marzo de 2006

Cuando las palabras cesan

Diez veintiséis de Marzo.

Todo el mundo tiene alguna fecha señalada en su vida. El cumpleaños, para empezar. El santo de uno. San Calentín, por qué no. O un aniversario: la primera cita, la primera vez, la primera comida (juntos y en familia, degeneraos). Incluso la fecha en que alguien aprueba finalmente un examen que le lleva persiguiendo años y años y años.

Hoy hace diez años, damas y caballeros, del día en que comprendí que mi vida corre más que yo y que no está dispuesta a esperarme. Como la vida de otra persona muy especial corrió mucho más que ella y la dejó atrás.

Me vais a permitir que me ponga serio. A fin de cuentas este es mi blog, yo decidí el tono humorístico-protestón, y aunque sea por una vez puedo alterarlo. Hace hoy diez años yo todavía creía que las cosas se solucionaban solas, que no tenía por qué implicarme en problemas que no eran míos, que aunque fuese en el último momento la salvación siempre llegaba. Hace hoy diez años, exactamente, perdí a la que ha sido sin yo saberlo una de las personas más importantes de mi vida. Y con ella, perdí esa concepción del mundo.

Diez años.

Y durante todo ese tiempo he tenido que madurar a hostias. No puedo decir que lo haya conseguido, pero creo haber llegado bastante más lejos. Habría preferido no tener que hacerlo, por supuesto. Pero si así ha de ser, al menos he intentado hacerlo bien. He dejado atrás un egoísmo que nadie de los que me conozcan desde hace poco ha llegado a ver (habréis visto el egoísmo nuevo, pero no el antiguo). Ahora me digno a escuchar, a observar, a ser consciente del mundo que me rodea. Ahora intento ayudar a que las cosas salgan bien, en lugar de esperar pacientemente a que se hundan.

Ahora, en pocas palabras, comprendo el mundo de otra forma. Y aún no lo comprendo del todo, pero voy progresando.

Y yo os pregunto: ¿cuántos de vosotros que me conocéis, cuántos de vosotros que me leéis por aburrimiento sin saber quién soy, diríais que podría haber conseguido llegar hasta aquí si no hubiese tenido de quién aprender?

Todos tenemos a gente a nuestro alrededor. Y de todo el mundo hay algo que se pueda aprender. Yo aprendí a no rendirme, a seguir luchando y buscando posibles salidas ante problemas sin solución aparente. Pero aprendí mucho más. Aprendí a valorar lo que tengo, aprendí la importancia de los seres queridos, aprendí a no dejar las cosas sin hacer, aprendí a amar y a entender la música, aprendí a reírme de la vida y de la muerte (y especialmente de mí mismo).

Aprendí todo eso, y más, de una persona que no ha vivido para verme aprender. Aprendí todo eso, y más, de una persona de la que ya no me queda nada nuevo por aprender. Sólo me queda el recuerdo, en el que de vez en cuando escarbo para intentar encontrar algo enterrado largo tiempo atrás que no haya sabido entender en su momento. Lo maravilloso de descubrir una joya en tus recuerdos, que no consigue hacerme olvidar el dolor de descubrir que ya no hay un futuro que aguardar. Salvo, por supuesto, el último futuro.

Estoy dispuesto a esperar. Una vida, sea lo que sea, dure lo que dure, sin impacientarme. Tarde o temprano nos reencontraremos, y entonces toda la espera habrá valido la pena. Porque cuando nos encontremos ya no seré el niño mimado y egocéntrico que sin embargo se empeñaba en hacerte reír cuando podía, sino una persona nueva con el mismo corazón de antaño. Estoy dispuesto a esperar. Tengo lo suficiente en esta vida como para no desesperar hasta la siguiente.

Pero te echo de menos. Como hasta ahora, como a partir de ahora. Te echo de menos. Siempre. El amor no se olvida jamás.



Hasta que la eternidad nos parezca corta.
Hasta la próxima, hermanita.


Montserrat Martínez Fernández.
26-01-1979 / 26-03-1996.
Cuando las palabras cesan, comienza la música.

viernes, 24 de marzo de 2006

¡Taxi!

Siempre se ha dicho que el chiste más corto del mundo es el único chiste que se ha escrito jamás con sólo dos palabras, y viene a ser algo tal que así:

-¡Taxi!
-¡Señora!

(sí, lo sé, por escrito pierde mucho). Cualquiera que me conozca sabe que realmente el mejor chiste de taxistas, si bien basado en hechos reales, es "¡Pero bueno, es que cruzas sin mirar! ¿Y si te llegas a matar? ¿Eh? ¿Qué hago yo con el cristal?". Para los que no me conozcan lo suficiente, bueno... digamos que en su día me atropelló un taxi y me tuve que ir al hospital en autobús.

Pues bien, me temo que el universo táxico se empeña en (sí, ¿qué pasa? ¡he dicho "táxico"! ¿algún problema? ¿eh? ¡porque todavía te puedes llevar una hostia, vamos a ver!) pues eso, que se empeña en seguir volviéndose absurdo por momentos a mi alrededor. Que no es que me queje... todavía.

A ver. El lunes, por ejemplo, tuve que hacer un enorme ejercicio de autocontrol. Por lo que ya os he explicado supongo que comprenderéis que los taxistas se han convertido en mis enemigos declarados (previos a los peatones suicidas, pero no sabría yo decir quién gana) (bueno, ganan los taxistas porque atropellan a los peatones, qué duda más tonta). Así que imaginad la situación: práctica del coche, yo por una calle en la que hay una parada de taxis. Una larga hilera de taxis aparcados, y todos los taxistas charlando animada y distendidamente en medio de la calle. Para más inri en mi carril.

Bien, no sé cómo os lo habréis imaginado vosotros, pero yo tenía en mi cabeza una voz que me decía "Somos booolooooos... haz un striiiiikeeeeeee..." Por otra parte tenía que coger un autobús a Málaga esa misma tarde en cuanto terminase la práctica, y no me convenía retrasarme. ¿Entendéis ahora el terrible dilema?

Pues cuando yo ya creía que esta semana tenía cubierto mi cupo de anécdotas taxeras (no confundir con táxicas), anoche mismo y sin ir más lejos...

... cogí un taxi. En Málaga.

Bien, un breve resumen: a setenta por hora en poblado, acelerando en las rotondas, saltándose semáforos, metiéndose en dirección contraria, con los Suaves a toda leche, organizando por radio botellones con un tal Guillermín, cuando me bajé se fue marcha atrás...

... lo voy a preguntar ya en serio: ¿PERO ES QUE NO HAY NI UN PUTO TAXISTA NORMAL EN TODA MÁLAGA, O ES QUE TODOS LOS RAROS ME TOCAN A MÍ?

viernes, 17 de marzo de 2006

I miss you so much, cohone

En esta noche tan fría (yo te presto mi estufa, no tiene pilas ni cables pero igualmente se enchufa lo siento tenía que decirlo), quisiera dedicar unas palabras a alguien muy querido a quien llevo demasiado tiempo sin ver.

Nuestros comienzos no fueron demasiado buenos. Creo que al principio yo mismo no te terminaba de entender. Pensaba que estabas de broma. Cuando comprendí que me estabas hablando en serio, te convertí en un objetivo de este blog.

Pero nunca pensé que te perdería de esta forma. ¿Cuánto hace que no sabemos nada el uno del otro? Quizás tú aún te paseas por este blog, para mirar las gilipolleces que escribo y sonreír... o quizás yo solo estoy soñando, añorando tiempos pasados que sólo fueron mejores cuando pasaron. Supongo que siempre es así, ¿verdad?

De todas formas esto no tendría que acabar así. No es justo, no es necesario. Sabes que si alguna vez vuelves, yo te recibiré con los brazos abiertos. Y sí, te insultaré, pero ¿a quién no insulto en este blog? Eso será en mí una muestra de reconocimiento, como siempre lo ha sido. Quizás nunca te lo dije lo suficiente, y quizás por eso ahora te he perdido.

Así que aquí va, mi canción desesperada, mi llamada de atención, mi lamento por tu ausencia. Si estás ahí, anuncio publicitario estúpido en inglés, por favor vuelve. Teodiomucho ha perdido un montón desde que tú no estás.

viernes, 10 de marzo de 2006

Afán de superación

He de confesar que llevaba cerca de un mes con un post en mente, a la espera de que tuviera lugar un acontecimiento que lo desencadenase. Pero el acontecimiento ha salido justo al revés de lo que yo esperaba. Lo negativo se ha tornado en positivo, la putada en alegría, y como tal, para este blog, en putada. Porque me han jodido el post.

Podría centrarme en eso únicamente, pero tengo afán de superación (ahí mismo en el título, ¿lo veis? lo tengo), así que me presento ante vosotros con un desafío personal: contar una buena noticia desde el punto de vista del odio que alimenta este blog.

Vamos a ver cómo coño lo hago... Seis años haciendo la misma puta asigntura, suspendiéndola una y otra vez... Una asignatura que me podía haber impedido terminar la carrera, dado que no puedo pedir un traslado de expediente si no tengo terminado el primer ciclo y esa era la única asignatura que me quedaba... Los madrugones y los viajes a Málaga que me he pegado este cuatrimestre... Si eso es lo jodido, que tengo elementos de sobra, pero el final no ayuda nada. Un notable en Lenguaje Publicitario no se puede contar como algo negativo.








(o tal vez sí...) DESDE LUEGO QUÉ PUTADA. Ahora que estaba a punto de terminar la carrera del todo y para siempre, VA LA DE LENGUAJE PUBLICITARIO Y ME APRUEBA. ¡Y CON NOTA, QUE ES LO PEOR! Así que ahora, en lugar de estar de vacaciones hasta que consiguiese encontrar un trabajo, resulta que me quedan tres asignaturas más. ¡Y LE PARECERÁ BONITO!

Ea, ahí lo tenéis. Yo estoy muy contento con mi notable y con mi 8,5 de mi trabajo práctico de ochenta folios que hice yo solo (por cierto, tengo que escribirle a la dama que me envió la cuña radiofónica para decirle que ha servido de algo), pero este es un blog para el odio y no voy a ponerme moñas. Si se puede contar como una crítica, un insulto o una queja, VIVE EL CIELO QUE LO VOY A HACER.

Hala. Aprended de un profesional.

jueves, 2 de marzo de 2006

Vencido por una brocha

Yo he visto cosas que vosotros nunca creeríais.

(Para empezar me he visto desnudo. Pero no es de eso de lo que estamos hablando).

He visto hordas de peatones suicidas cruzar por donde les ha venido en gana, obligando a un inofensivo estudiante de conducción a detenerse a la entrada de una rotonda o en medio de una cuesta arriba. He visto autobuses persiguiendo al mismo indefenso conductor, impidiéndole incorporarse a la circulación, cubriendo a la segunda horda de peatones suicidas para que el conductor no los vea hasta que ya es tarde y tenga que detener el coche en una cuesta tan alta que era casi una pared. Y con todo eso, he visto al conductor sobrevivir a todas esas tragedias con una sonrisa en los labios y un caramelo de limón en la boca.

Lo que curiosamente no he visto ha sido la línea contínua de aquella curva. ¡TERCER SUSPENSO PARA EL NENE! ¿Creéis que si cambio el título del blog a "Todos somos felices" tendré más suerte, o eso es indiferente?

miércoles, 1 de marzo de 2006

Odio al volante, toma tres

Y ahí estaré yo otra vez, aferrado al volante, saliendo en segundo lugar en el examen del coche de mañana a las once menos diez. Que qué hora más rara, ¿no? Porque a ver, ¿qué hora son las once menos diez? ¿Existen las once menos diez? ¿Alguna vez habéis quedado con un amigo o con quien sea a las once menos diez? ¡Es que no existen! ¡Es una hora que sólo está reservada para los exámenes de conducir, porque ya es la segunda vez que me presento a esa hora!

¿A que nunca os lo habíais planteado de esta forma? Quizás eso explica por qué a esa hora hay tan pocos peatones suicidas por la calle: no saben que esa es la hora a la que tienen que salir. Y si no, preguntadle a cualquiera. O cualquiese.

Sea como sea, la tradición familiar indicaba que no se podía aprobar el práctico a la primera, y la tradición familiar por parte de madre implica que a la tercera va la vencida. Esta es la tercera. Alea jacta est morituri te salutant coitus interruptus rosa rosae. Ahora también en supositorios.