viernes, 25 de abril de 2008

La cruda realidad (episodio I)

Niños, niñas, estar enamorado es maravilloso. Los insultos rebotan en tu sonrisa de gilipollas, lo ves todo con otros ojos, encuentras la solución a los problemas, te salen los solitarios... Os lo digo en serio, sé que puede parecer que yo de eso no gasto pero lo cierto es que, cuando uno se enamora, le cambia la vida. Y al menos en mi caso, diría que está siendo para mejor.

Con todo, ninguna relación de pareja es un camino de rosas (por eso estamos planteándonos seriamente convertir nuestra relación de pareja en una relación de orgía). Y es que, aunque el amor sea más poderoso que ninguna otra fuerza del Universo, también tiene sus obstáculos. Hay una dura lección que no te enseñan en las películas, algo que quizás todos necesitaríamos saber cuando entramos de lleno en una relación, pero que sin lugar a dudas se aplica cuando la susodicha relación es, como es nuestro caso, a distancia (y tan a distancia, joder, cada uno en una punta del país). Y como nadie os va a dar esta impontante lección, TEODIOMUCHO, cumpliendo una vez más con su labor social, ha decidido dar el paso y revelaros el secreto de toda relación a distancia. Repetid conmigo estas cuatro palabras:

Estoy. Enamorado. Necesito. Pasta.


Así es, niños y niñas. El amor es gratis, pero el amor bien llevado cuesta dinero. No me entendáis mal, no estoy reprochando nada a mi Sandra, no quiero decir que tenga que pagarle todos los caprichos (en todo caso, y como ya hemos podido comprobar, yo salgo más caro que ella). Pero lo cierto es que, cuando hay amor de lejos, existe un fuerte deseo de acortar esa distancia, de tener a la persona amada entre tus brazos en lugar de abrazar el monitor del ordenador como un gilipollas (eeehm... que digo yo que habrá quien lo haga, sí...). Y para poder ver a tu pareja con una cierta frecuencia, hay que viajar. Y viajar, a menos que seas Frodo... cuesta dinero.



Bien. Los que me conozcáis bien sabréis que aparte de friki irredento, desastre andante, atractor de absurdos, víctima propiciatoria de atropellos, quejicoso de mierda, nulo a la hora de orientarme, soluble al agua (gracias por recordármelo, Ángel), fanático del género detectivesco, calamidad viajera y una fiera en la cama, también soy publicista profesional. En la lista de enlaces serios podréis encontrar la web de la agencia publicitaria que estoy constituyendo, partiendo del principio de "Al menos digo yo que YO A MÍ MISMO sí me contrataré aunque no tenga experiencia, ¿no?". Esta empresa, mi orgullo y alegría, es ahora mismo mi fuente de ingresos. Pues bien, resulta que no me está entrando ningún cliente y, por tanto, me como los mocos.

Entenderéis que, ahora más que nunca, esa situación tiene que cambiar. Así que he decidido cambiar mi horario: vengo por las tardes, sólo por si viene alguien despistado, pero por las mañanas salgo a patearme las calles buscando clientes.

¿Qué es buscar clientes?, os preguntaréis (es una orden). Buscar clientes, amiguitos y amiguitas, es entrar en locales en los que normalmente no entrarías para cronometrar cuánto tiempo tardan en echarte a la calle, para que puedas seguir volviendo a buscar. Si tienes suerte, te dejarán hablar cinco minutos, así que hay que aprovecharlos para, como mínimo, que se queden con tu nombre. Desnudarse y correr por toda la oficina gritando cómo te llamas ayuda a que te recuerden, pero también a que te arresten y te pongan una orden de alejamiento, así que ya os digo yo que quizás no sea del todo una buena idea.

La búsqueda de clientes, además, tiene un detalle curioso: depende bastante de a qué te dediques. Por ejemplo: un vendedor de café visitaría sobre todo cafeterías, un profesor de música conservatorios, etcétera. Según quiénes sean tus clientes, ese tipo de negocio tendrás que visitar. ¿Cuáles son los clientes de una agencia de publicidad?

TODO DIOS.

Así que tengo que visitar todo tipo de negocios. Y eso, por supuesto, me ha llevado a escuchar respuestas tan apasionantes como las siguientes que os voy a relatar:

1- No, pero es que nosotros ya tenemos a quien nos hace la publicidad. Y claro, como es amigo del jefe...
2- ¿Publicidad? ¿Pero en qué sentido? ¡Nosotros el Don Anuncio!
3- Es que no está el jefe, y yo aquí ni pincho ni corto, así que...
4- ¿"Críptico"? ¿Qué es eso de "Críptico"?
5- Me quedan dos semanas para jubilarme (os juro que esta es verídica).
6- No, qué va, nosotros es que no hacemos publicidad. A nosotros ya nos conocen.
7- No, verás, es que nosotros YA SOMOS una agencia de publicidad.
8- ¿Que quién nos lleva la publicidad? Esa agencia de ahí (la número 7 de la lista, para más señas).
9- Ah, ¿diseño? Pues menos mal que has llegado, porque me he comprao el photoshop y es que no me entero de nada, hijo...
10- No sabría decirte, yo sólo estoy aquí para limpiar.

Y todo eso en dos días. Como os podéis imaginar, a día de hoy sigo sin tener clientes... Os mantendré informado de los progresos.

domingo, 20 de abril de 2008

Estas cosas a mí no me pasan

Damas, caballeros...

... sé que debería haber avisado antes. Pero supongo que pensé que tendría más gracia contároslo a la vuelta que antes de irme, no sea que no pasase nada de interés y os mantuviera con la intriga para nada (como pasó cuando me fui a Málaga a buscar trabajo). El caso es que parecía bastante improbable que esta vez no pasase nada malo... y al final ha pasado lo que ha pasado.

Os pongo en situación. Sabéis que, cuando yo hago un viaje, el Caos entero se viene detrás mía, ¿no? Ahí están el viaje a Jerez (¡Dios mío, mi mariconera se ha ido a Sevilla y ha vuelto sin mí!), aquél antiguo viaje a Málaga (¡Dios mío, mi móvil se ha bajado del autobús en Marbella sin mí!) o el viaje a Sevilla para el FICA (¡Dios mío, he vomitado, gastado una pasta en comprarme ropa nueva y llegado a montar mi stand Y NO TENGO STAND!). Como comprenderéis, viajar es algo que ya casi me da hasta miedo.

Así que imaginad lo tranquilo que iba esta semana pasada, el miércoles para más señas, a pasar cinco días en BARCELONA.















(¿ya está? ¿os dejo toda esa pedazo de pausa dramática y ni siquiera ponéis música de miedo? Anda y que os den)

Bueno, el caso es que me he pasado cinco diítas en Barcelona con motivo del Salón del Comic. Había sido invitado a asistir allí por una buena amiga con la que chateo todos los días (pero a la que hasta la semana pasada no conocí en persona), Sandra. Saluda, Sandra:



Barcelona. Que se dice pronto. Si yo me voy a Los Barrios y ya me pasa algo raro. Como podréis comprender, uno se embarca en un viaje así de bestia con, como mínimo, reparos. Pero aún así, era el Salón del Comic, iba a poder conocer finalmente en persona a Sandra, a Ovidio (del que tendréis noticias más tarde o más temprano, probablemente) y a otros cuantos foreros del PAMMHG! (¡Pues A Mí Me Ha Gustado!), había algunos cuantos autores a los que realmente tenía ganas de conocer... vaya, que pensé "Qué coño, si me lo puedo permitir, allá que vamos".

Bien, el viaje no empezó mal del todo. Vale, sí, me monté en un avión a cuyas alas, o al menos a mí me lo parecía, se le salían los hierros, pero aún así no nos estrellamos ni nada. Por megafonía se oyó de pronto "Tropas armadas" y luego se cortó la comunicación (que yo pensé "Mierda, han secuestrao el avión y les han pillado antes de que puedan avisarnos a todos"), pero al aterrizar se oyó un "Tropas desarmadas" (ante lo cuál pensé "Vale, les ha costado todo el viaje pero al final han conseguido reducirlos"). Inexplicablemente, y aunque tardó lo suyo, aún así resultó que NI SIQUIERA me habían perdido la maleta. ¿Vosotros os lo creéis?

(ya, yo tampoco, pero resulta que es verdad!)

Habiendo salido bien las cosas hasta ahí, ya casi parecía que el resto tenía que salir todo como el culo, ¿verdad? Que me atropellasen, que me perdiese por Barcelona, que me robasen la cartera, que le donase todas mis posesiones a una papelera por error, que el salón del comic resultase ser en realidad un pasillo y sin comics...



... pues gente, sé que no os lo váis a creer, pero... ¡que me ha ido hasta bien!

A ver. Como iba con Sandra como guía, perderme no me he perdido. Una vez tuvimos que coger un taxi para ir desde Barcelona hasta Parets (su pueblo, donde me he quedado a dormir), en lugar de atropellarme nos hizo descuento (y de veinte eurazos, que se había despistado él por el camino y decidió no tenérnoslo en cuenta). En el Salón llegué tarde a la firma de Tim Sale, estaban a punto de cortar la fila un par de personas antes que yo, y tuvieron el detalle de dejarlo como mucho hasta que llegara mi turno. Fui a pedirle un autógrafo a Morán (¡Eh, tío!), y en cuanto me presenté lo primero que me dijo fue "¡Coño, tío, hazme un dibujo y fírmamelo!" (¿tenéis la menor idea del subidón de autoestima que supone eso?). Preguntándome si podría encontrar, y sobre todo reconocer, al insigne Jotacé... ¡y me llamó él a mí al móvil para decirme dónde buscarlo! (vale, no me creí que fuera él, pero ¿vosotros os lo habríais creído si alguien con quien nunca habéis hablado os llama desde el móvil de un amigo vuestro para deciros "Soy Jotacé"?). He podido demostrar finalmente que soy más alto que un Jawa (qué, ¿que no? ¡Jawa, saluda!)



Creo poder afirmar, sin miedo a equivocarme, que éste ha sido el mejor viaje de toda mi vida. He conocido a casi toda la gente que quería conocer, he conseguido casi todo lo que quería conseguir, he llegado más lejos que nunca y he conseguido volver. Y os lo creáis o no, teniendo aquí mi vida, mi familia, mis amigos, mi empresa boqueando por respirar, mi gato, mi ordenador y mi piano... me he vuelto un poco a regañadientes, me habría gustado quedarme algo más, y ahora estoy deseando volver.

Lo sé, lo sé, no me gustan los viajes, soy muy casero, mi cuarto es mi cueva y mientras pueda evitarlo para sacarme de aquí tendrían que utilizar una palanca (o empujar la silla del ordenador, que tiene ruedas). Y sí, lo sé, este blog va sobre odios, quejas, protestas, críticas y gilipolleces varias, y no pega un post tan alegre y optimista. Pero qué queréis que os diga...



... es que he vuelto muy contento de mi viaje. Ya si eso odiadme vosotros si queréis, que yo estoy demasiado ocupado sonriendo.



EDITO: ¿Sabéis que me acabo de dar cuenta de que me he esperado a la entrada número 100 para encontrar el amor? ¿A que mola, eh? XD