Odio al volante, toma tres
Y ahí estaré yo otra vez, aferrado al volante, saliendo en segundo lugar en el examen del coche de mañana a las once menos diez. Que qué hora más rara, ¿no? Porque a ver, ¿qué hora son las once menos diez? ¿Existen las once menos diez? ¿Alguna vez habéis quedado con un amigo o con quien sea a las once menos diez? ¡Es que no existen! ¡Es una hora que sólo está reservada para los exámenes de conducir, porque ya es la segunda vez que me presento a esa hora!
¿A que nunca os lo habíais planteado de esta forma? Quizás eso explica por qué a esa hora hay tan pocos peatones suicidas por la calle: no saben que esa es la hora a la que tienen que salir. Y si no, preguntadle a cualquiera. O cualquiese.
Sea como sea, la tradición familiar indicaba que no se podía aprobar el práctico a la primera, y la tradición familiar por parte de madre implica que a la tercera va la vencida. Esta es la tercera. Alea jacta est morituri te salutant coitus interruptus rosa rosae. Ahora también en supositorios.
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