Diario de un fontanero
Día 1
Bueno la que me queda por delante… Este sitio es enorme. Voy a tardar una eternidad en terminar este trabajo. Y más si tenemos en cuenta el estado en el que me lo he encontrado todo. Había visto humedades de todo tipo, pero lo que tiene aquí esta señora… Nunca en mi vida me había topado con un problema de hongos como éste. ¿Y el chiste del pulpo en la pared? ¿Ese de “De las humedades ya hablamos luego”? Pues os juro que en esta casa he visto TORTUGAS.
De todas formas la cosa compensa. Es la clienta más rica que me ha contratado jamás. Lo digo en serio, le das una patada a una piedra y sale dinero. LITERALMENTE.
Supongo que puedo intentarlo. Agarro mis herramientas y me dispongo a ver qué es lo que le falla exactamente a las cañerías de esta señora.
Día 2
La cosa es más grave de lo que pensaba. Esto va a necesitar un saneado completo. Con decir que hay cañerías que NO VAN CONECTADAS AL AGUA… En serio, te encuentras un extremo suelto por el jardín y el otro por el sótano. Esto es un desastre.
Y de verdad que me preocupan los hongos de esta casa, ¿eh? Que juraría que un par se me han quedado mirando… euh… no, después de escribirlo me he dado cuenta de lo ridículo que queda.
Día 3
Mi último trabajo para un ricachón. Lo juro.
Se ve que a la señora le ha hecho gracia, así que… me ha hecho meterme por una cañería sólo para verme corretear detrás de unas monedas. Ha sido en plan “Si quieres cobrar hoy, métete por ese tubo”. Y las carcajadas de la gente de la casa retumbando por el metal mientras yo tenía que soportar ver desde dentro lo mal selladas que están las juntas y la de cal que está corroyendo todo esto… Sabiendo que, como me quedara un poco más de la cuenta, esa cañería se podía romper sólo con mi peso…
Piensa en el dinero. Piensa en el dinero.
Día 4
¿Por qué diablos acepté este trabajo?
Bueno, a quién quiero engañar. Lo acepté porque la ricachona está tremenda y me miró con ojitos tiernos. Mi hermano me lo advirtió, mira que me lo advirtió, pero yo no le hice ni caso.
Esa es otra, mi hermano. Cuatro días que llevamos con este trabajo, y no he conseguido cruzarme con él en todo este tiempo. ¿Qué habrá sido de él?
A veces creo que voy a necesitar un poco de ayuda externa para esto. Y no hablo de subcontratar ni de buscar nuevos materiales, no… a ver, yo he sido joven como todo el mundo, y he tenido una juventud un poco descontrolada (supongo que por eso no pude acabar la carrera de medicina y tuve que meterme a fontanero). En fin, lo que quiero decir es que, bueno… sé reconocer algunas cosillas.
Y no todos los hongos que hay en esta casa son producto de la humedad.
Día 5
¡SOY UN GIGANTEEEE!
Hencontrao una seta con puntitos. La tenía guardada, la guarra esta de la ricachona, pero como me tengo que patear todo esto pues al final la he encontrado. ¡Y me la he comido!
Tenía que haberlo hecho antes. Ahora no me dan miedo ni los hongos ni las tortugas ni los fantasmas que estoy viendo ahora mismo, pero que sé que no me dan miedo porque los que se están tapando los ojos en plan “cucu no estoy” son ellos.
¿Y sabes por qué no me da miedo? Porque ahora soy un gigante y ellos no.
Día 6
La virgen qué dolor de cabeza…
No debí comerme esa seta. Soy un profesional, tendría que haber sabido que no es buena idea meterse alucinógenos durante un trabajo. Ahora mismo, sin ir más lejos, no estoy seguro de dónde estoy.
Esto tiene que ser la casa principal. Claro, tanto pasearme por los jardines y por los sótanos, ya iba siendo hora de llegar a la choza. ¡Y menuda choza!
Ahora, eso sí, este sitio está encharcado. Y tiene pinta de que aquí la fuga principal está en las cañerías del agua caliente, porque intenté meter el pie en uno de estos charcos y casi lo pierdo. ¡Hirviendo estaba!
Vamos a ver si consigo arreglar todo este tinglado, cobrar y salir de aquí. Que por culpa de la gracia de ayer, ahora mismo juraría que lo que viene por ahí de lejos es una tortuga más grande que yo… De verdad, no vuelvo a probar las drogas.
Día 7
¿¿CÓMO QUE LA PRINCESA ESTÁ EN OTRO CASTILLO?? ¡Pues a mí alguien me tiene que pagar!