miércoles, 13 de diciembre de 2006

Contra toda lógica

Hoy he salido a comprar duvedeses. Que me hace falta liberar espacio de disco duro pero ya. Salí hace cosa de una hora y cuarto.

Acabo de volver. Sin los duvedeses. Sin haberme conseguido bajar del coche.

La situación ha sido algo tal que así, os la resumo: ni un solo aparcamiento en todo el centro, lo que dentro de lo que cabe es normal; a medida que me iba alejando del centro, curiosamente, tampoco había aparcamientos. Vuelvo a intentarlo, me meto en una enorme calle en obras, me adelantan dos motos a toda leche una por cada lado del coche y pasando a distancia de "abre las puertas y ríete un rato". Decido probar por el paseo marítimo, sin ningún resultado. Me doy la vuelta, estando dentro de la rotonda se empiezan a meter coches en plan "abrazo fueeeerteeee", vuelvo hacia el centro con el consecuente atasco infernal, consigo salir del atasco para encontrarme con tres coches aparcados en doble fila obstruyendo mi carril, y el carril de la izquierda lleno. Me tengo que esperar. La señora del coche de detrás empieza a pitarme, yo miro por el espejito preguntándome si verá mi cara de "¿y qué le hago, shoshete?". Consigo cambiarme de carril, me adelanta a dos centímetros una moto a toda hostia al lado de un policía que espera para cruzar la calle (y que, por supuesto, no hace nada al respecto). En una rotonda me obligan a salirme antes de tiempo, porque por mucho que señalizo que voy a seguir dando la vuelta el del carril interior se ha empeñado en salir ya. Subo una calle, llego a otra rotonda, llena hasta los topes. Cuando por fin tengo espacio para entrar se me cala el coche. La gente empieza a pitar. Otro rato esperando. Consigo entrar Y salir de la rotonda, hago una última batida y descubro que, efectivamente, no queda ni un solo aparcamiento en toda Algeciras. Vuelvo para mi casa con las manos vacías y sin haberme bajado del coche, y en el camino de vuelta paso por la Rotonda Gigante de Pastores (¿os suena que os la haya mencionado ya?). Esta vez me meto por el carril izquierdo, para que no me obstruyan la visión, y me paro al ver que hay dos coches dentro, uno de los cuales prácticamente ya ha llegado hasta mí.

Detrás de mi coche, un respetable señor de sesenta años con el cabello plateado, unas elegantes gafas, al volante de un reluciente BMW rojo, se pone a aporrear el claxon a dos manos. Y ahí no me puedo contener, me giro levemente (aún sabiendo que él no me va a escuchar) y grito dentro del coche y con gran orgullo y satisfacción:

¡¡¡GILIPOLLAS!!!

Total que después de todo eso consigo finalmente llegar a mi casa. Y llegando, de pronto me di cuenta de que los acontecimientos de esta tarde no tenían ningún sentido. Y a los hechos me remito:

Si había tantísimo gilipollas al volante por todas las calles y rotondas de Algeciras... ¿¿CÓMO ES POSIBLE QUE NO HUBIESE NI UN SOLO APARCAMIENTO LIBRE??

1 comentario:

Jack Ryder dijo...

Se puede abreviar como Cortapancho. Pal caso es lo mismo.