martes, 4 de enero de 2011

CINECLUB presenta... una soberbia semblanza de la crisis de la mediana edad

Año nuevo, sección nueva, damas y caballeros. Esta vez me gustaría que nos pusiéramos todos la bata de terciopelo y cojamos la copa de brandy en una mano y la pipa en la otra para comentar, con los ojos de un señor culto e ilustrado, películas que normalmente nunca habíamos analizado en profundidad.

Quisiera empezar con la que pude ver anoche, deleitándome con el intenso sabor de un puñado de pistachos que cogí para matar el gusanillo. Se trata de una historia francamente cautivadora: la de un triunfador que, pese a todo su éxito, ha llegado a ese punto en su vida en el que se plantea hacia dónde se dirigen sus pasos.

Hablamos de todo un ganador. No hay nadie mejor que él en lo que hace. Sus vecinos le admiran, sus superiores se sienten inferiores a él, pero eso no le basta. Porque nuestro protagonista, amigos míos, siente que necesita algo nuevo.

Y como suele ocurrir en estos casos, esta búsqueda de nuevas experiencias le lleva a perder el norte de su propia vida. Ya lo hemos visto infinidad de veces: personajes de mediana edad que se ven sumidos en una crisis existencial y, qué sé yo, intentan conquistar a una persona mucho más joven, o se compran un vehículo deportivo y tremendamente vistoso, o de pronto deciden emprender una nueva carrera. Pero pocas veces se ha reflejado esta crisis de la mediana edad con la crudeza de esta película.

Así es. Nuestro personaje decide no sólo probar cosas nuevas, sino olvidar por completo su propio ser. Y al tratarse de una personalidad tan magnética y arrolladora como la de este nuestro protagonista, su afán por cambiar su propia existencia acaba arrastrando a todos sus convecinos, que sin llegar a entender plenamente los planes de su campeón, se dejan embelesar por la promesa de una nueva vida y deciden perseguir el mismo sueño.

Por supuesto, no todo el mundo se deja embaucar. Nuestro héroe ha encandilado a una joven enamoradiza e impresionable, cuyo amor por él es tan inquebrantable... que resulta la única de sus allegados que hace todo cuanto puede para hacerle ver su error. Porque aunque el protagonista pone todo su empeño, aún tiene que descubrir que es una equivocación desastrosa intentar ser lo que uno no es, y que lo único que necesita para sentirse bien consigo mismo es disfrutar no sólo de su trabajo sino del amor y la comprensión de quienes le rodean.

Esta es una historia de autoaceptación y de perdonarse a uno mismo, una historia sobre cómo, al llegar a un cierto punto en la vida, todos sentimos que hemos perdido lo que nos hacía ser quienes éramos, y de pronto ya no sabemos quiénes somos en realidad. Una historia, en definitiva, sobre la madurez.

Sí señor. Pesadilla Antes de Navidad es, sin lugar a dudas, la mejor película sobre la Crisis de los Cuarenta que he visto en mi vida. ¡Y además sale Santa Claus! ¿Qué más se puede pedir?

5 comentarios:

L.L. dijo...

Acojonantemente cierto. Un ojo de bisturi capaz de diseccionar hasta la mas minima hebra de sub lectura. A ver si uno de estos dias te pones y me explicas de que coño va Beetlejuice, y no me digas sobre el paro que a esa conclusion ya he llegado yo.

Elena dijo...

Nada, nada; si sale Sta., no se puede pedir nada más.
Ya se te echaba de menos

mariangi dijo...

jajajaja toda la razón.

Nicolás dijo...

Esto clarifica muchas cosas. Como el porqué no entendí la película —aquí la doblaron como “El extraño mundo de Jack”, según recuerdo— la primera vez que la vi. Es notable decir que no la entendí incluso las cinco veces que la pude ver después. Por supuesto, me estaba enfrentando a una magistral obra que rayaba los límites de la complejidad y de la profundidad psicológica, y que por supuesto rebazaba las capacidades de comprensión del discurso. Si es que estaba claro XD Fuera joda, lo cierto es que tengo recuerdos muy vagos de esa película (no ayudó verla a trozos o verla medio dormido o no prestarle mucha atención).

Y la traducción es esa, que ahora que lo veo parece que puede ser interpretado como una sutil ironía :P

Y feliz Año Nuevo, que os felicité antes, pero luego caí atravesado por una flecha en la garganta y me despisté.

P.S. No te lo imaginarás, pero el año nuevo se ha traído otras sorpresas reservadas... ¡He visto blogs con mensajes publicitarios en portugués y en italiano! Ya quiero ver cuando comiencen a estrenarse por aquí.

Virginia dijo...

Es el momento de vestirnos como el padre de Javi (bata de rico, gafitas de inteligente y copa de brandy) y sentarnos al cálido amor de la mesa camilla para volver a darle la razón en todo lo dicho anteriormente. Burton es Dios. Y no hay más que hablar. Y haga lo que haga siempre se le pueden sacar chorrocientasmil lecturas distintas. Y no te cansas nuuunca de sus pelis.

Menos la de los monos.