Porque sé que no ayudaría, que si no...
Quedan dos semanas para el examen de Publicidad en Medios y Soportes No Convencionales (y para los otros dos exámenes también, pero dejad que me centre en este). Se trata de un examen algo incompleto, porque necesitas también estar aprobado en la parte práctica para que te sirva de algo. ¿Y en qué consiste la parte práctica? En un enorme y tocho trabajo práctico en grupo que todavía no hemos empezado, como quien dice.
Los grupos prácticos los escoge el profesor, es decir: coge la lista, busca nombres al azar y los apunta en tres grupos. Y hale, si os conocéis bien y si no os conocéis ya estáis tardando. Con lo que yo he caído en el mismo grupo práctico que seis perfectos desconocidos (una de ellas más perfecta que los demás, porque a esa no le he visto el pelo en la vida). Y no me voy a marcar el farol de decir que los compañeros no quieren trabajar, no... Todos, en algún momento, me han dicho "Si el resto no aparecen, el trabajo lo hacemos tú y yo y a tomar por culo". ¿El problema? Que jamás hemos llegado a coincidir más de cuatro en la misma habitación, y que la norma general es que sólo coincidamos Marina y yo.
Muy bien. El jueves pasado quedamos para ponernos de una vez de acuerdo, sesión intensiva mañana y tarde. Una reunión multitudinaria, todo el mundo avisado. Cuatro confirmamos asistencia por la mañana (¿esperábais que la confirmásemos más?), el resto dicen que vendrán por la tarde. Me levanto la mañana del jueves, y descubro que estoy de la otitis peor que nunca: el oído sangrando, media cara dolorida, lo que afecta a la otra media, haga lo que haga me duele. Pero hemos quedado, nos quedan dos semanas y más nos vale ponernos las pilas; así que, mentalizado de que puede que no aguante hasta la tarde, al menos decido ir al turno de mañana.
Bien, sé que costará que os lo creáis, pero... por la mañana sólo aparecimos Marina y yo. Sorprendente, ¿verdad?
Empezamos a trabajar, pero sin el resto de los compañeros no podemos hacer gran cosa (porque claro, entre nosotros dos ya prácticamente hemos agotado nuestras ideas en tooooodas las reuniones anteriores). Yo trato por todos los medios de no quejarme, pero acabo diciendo que, teniendo en cuenta que yo sólo falté a la primera reunión (y porque estaba en Algeciras suspendiendo por cuarta vez el examen del coche... creo que algo os he comentado, ¿no?), y que soy el único que ha ido a todas las demás, creo que se me podrá perdonar que falte a media de ésta y me vaya a mi casa a la hora de comer. Seguimos intentando trabajar, sin conseguir avanzar gran cosa (aunque al menos se nos ocurren un par de cosas más), y finalmente ella me mira y me dice:
-Mira, Javi, vamos a repartir las tareas entre todos, aunque sea a dedo, y te acerco a tu casa que estoy hasta sufriendo por tu oído.
Total, que repartimos las tareas (asegurándonos, por cierto, una pequeña salvaguarda que, de ser necesaria, os la comentaré alegremente por aquí), y la chica esta me da la baja. Gracias a eso, subo al piso, cojo la mochila, tiro pa la estación y esa misma tarde ya estaba en Algeciras en mi médico.
Bonita historia, ¿verdad? Pues esperad a escuchar el final... Anoche (bueno, por cierto, si queréis escuchar el final leedlo en voz alta) como decía, anoche me manda uno de los compañeros un mensaje para quedar el martes. Me dice que el último día que quedamos todos él no pudo venir porque estaba fatal con las alergias.
Y yo no le he dicho nada porque sé que no serviría de gran cosa, pero qué queréis que os diga... ese día yo estaba peor que nunca con la mierda del oído (del que, por cierto, ya estoy bastante mejor gracias), y sin embargo ahí estaba. Al pie del cañón.
En otras circunstancias me dedicaría a faltar a todas las reuniones que me vinieran mal por cuestiones tan sólidas como que me encuentre mal, que acabe de comer y tenga morriña, que me pique un pie o que vaya a empezar algo en la tele que quiera ver. En otras circunstancias, probablemente, no sería yo el único gilipollas que se mata por un trabajo práctico que no vamos a terminar a tiempo y que tendremos que hacer para septiembre (se abren las apuestas) aún a pesar de estar fatal del oído o de lo que quiera que me pase. En otras circunstancias, si el grupo no pone de su parte yo ya estaría arreglándomelas para librarme de ese grupo. Pero nos quedan dos semanas, me quedan tres asignaturas para acabar la carrera y voy a terminarla cueste lo que cueste. Ya cuando todo esto haya pasado, quizás, sólo digo "quizás", le mande un mail a mi compañero enlazándole con esta entrada de mi blog, para que se culturice y aprenda lo que significa trabajar en equipo y contrarreloj. Pero ahora mismo hay que acabar ese trabajo.
2 comentarios:
Tu lo que ere e un kunfú crá
Ains, que te echo de menos po dios po diossss
Yo me acordé...
Sabes que no se acuerda de ná muchas veces cuando está "away"... no se lo tengas en cuenta. Aunque lo entiendo.
te chero mucho
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