martes, 23 de enero de 2007

Hoy en Vidas Ejemplares: EL GILIPOLLAS QUE ME ROBÓ LA CARTERA

Así es, niños y niñas, retomo una sección de este blog... no lo hacía desde que aprobé el examen del coche, ¿verdad? Que tiempos aquellos... me doy miedo a mí mismo...


... ¡pero en fin! Eso es el ayer. Y hoy no quiero hablaros del ayer, sino del todavía un año y medio antes. Porque lo que os voy a contar hoy no es algo que me haya ocurrido recientemente, no... esto ocurrió en mi penúltimo curso de carrera. El mismo año que me atropelló aquel taxi.

En principio parece una historia vastante vulgar. Chico conoce chica, chica no tiene nada que ver en la historia, de hecho por mucho que chico conozca chica también conoce a novio de chica y novio de chica le puede, así que obviemos al personaje de la chica y centrémonos en el chico. Chico coge el autobús, chico se baja del autobús en la parada de delante de Comisaría, chico sube a su piso... y chico descubre con horror que ha perdido la cartera.

Robo común en el autobús, según parece. Y digo "según parece" porque no pude identificar al ladrón. No le he visto. No sé qué aspecto tiene. No sé qué edad tiene. No sé si es niño o niña. Ni siquiera sé en qué momento me robó la cartera... si lo supiera, ¿no creéis que lo habría evitado?

Así que no parece tener mucho sentido que le dedique un "Vidas ejemplares" a una persona a la que no conozco. Pero creedme, se lo ganó a pulso cuando mi cartera apareció en Objetos Perdidos. Y sí, como es natural, apareció sin el dinero. Y claro, como también es natural, aparecieron de vuelta algunas tarjetas que al ladrón no le servían de mucho (creo que el DNI, y probablemente la de algún videoclub).

Lo que no tiene ningún sentido es que, por alguna razón, quienquiera que se llevase el dinero y la tarjeta de crédito... también se llevó las tarjetas de donante de sangre y órganos.

Y es por eso por lo que quiero dedicarle un post a este soberbio gilipollas. Porque a ver, ¿de qué le sirven esas tarjetas, que además se hacen gratis? Quiero decir, ¿soy el único que no le ve sentido? Ya me lo estoy imaginando, entrando en el hospital, repasando el nombre de la tarjeta para asegurarse de que se lo sabe bien, y diciendo:

Hola, soy Javier Martínez, extírpenme un riñón.


A esa persona, cuyo magnífico gesto ha servido para demostrar que el mundo sigue siendo absurdo y que no tiene sentido negarlo, va dedicado este post. Ya me contarás qué se siente donando tus órganos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Xfavor llamar a santy, creo q no ta bien, buscarle xfavor leer esto