miércoles, 5 de diciembre de 2007

Sevilla

Sé que lo normal sería que este post se titulase "La pesadilla: última semana", y que contase el final del curso de diseño. Pero con vuestro permiso, me voy a reservar eso para otra ocasión. Lo ocurrido ayer tiene prioridad en un blog como éste.

Como ya sabréis, estoy yendo por las mañanas al Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial para intentar sacar adelante mi empresa. Y allí fue donde supe de la existencia de la Feria de Industrias Culturales Andaluzas (el FICA), que se celebraba en Sevilla los días 3 y 4 de este mes (es decir, ayer y anteayer). En dicha feria había un espacio llamado "Speech Corner", destinado a que emprendedores con una idea de negocio la expusieran ante el público.

De hecho, me enteré de que existía el FICA cuando Miguel, el responsable de sede del CADE, me dijo hace una semana y media: "¡Javier, enhorabuena, presentas tu empresa en el Speech Corner del FICA!". A lo que yo respondí: "¿Lo qué?"

Pero en fin, ya estaba todo organizado. Antes de que yo me enterase de que existía esa feria, resultaba que iba a hacer una presentación de diez minutos ante los asistentes. El día, curiosamente, de la última clase. Me hace siempre una gracia que no me consulten estas cosas... pero oye, admitámoslo, era una oportunidad cojonuda de empezar a captar clientes y tenía que aprovecharla. Así que total, siempre podía cambiar la última clase de día (por segunda vez). Después de dejar claro que yo iría el segundo día, lo primero que le pregunté al bueno de Miguel fue: "¿Tengo que preparar algún tipo de material para colocar ahí en el stand, unos trípticos o algo?". Su respuesta fue "¡Por supuesto, tú ahí vas a promocionarte, llévate todo lo que puedas para el stand!".

Dediqué todo el fin de semana a preparar el diseño del tríptico. El lunes lo llevé a imprimir. Quinientas copias, ciento cincuenta euros. Por veinte euros más me sacaban mil copias, pero como en principio estos trípticos sólo eran para la feria no me quise arriesgar, no fuese a ser que encima salieran mal (el logotipo salió pixelado, pero dejando eso a un lado no quedaron mal). Quedaba exactamente una semana y dos días para la feria. Pero aún me quedaban más cosas por hacer: tenía que preparar las últimas clases del curso, dejar el plan de empresa listo para presentarlo a un concurso del ayuntamiento, y por supuesto preparar la presentación.

La semana más estresante de mi vida. Pero lo conseguí dejar todo listo a tiempo, siempre justo a tiempo, aún a pesar de las tutorías de Miguel (que darán para otro post). No podía ir al primer día de la feria, porque la última clase la cambiamos al lunes, pero al menos estaría allí el mismo martes en el stand. Aunque para ello tuviera que hacer un gran, enorme, monumental sacrificio.

Martes, cuatro de diciembre. Cinco y media de la madrugada. Me levanto de la cama, cojo trescientos trípticos, los meto en una mochila, me visto y me voy a la estación de autobuses. Cojo el autobús de las seis y media para llegar a Sevilla a las nueve y cuarto. Tiempo de sobra para llegar al Palacio de Congresos antes de que abran la feria, para soltar los trípticos en el stand y dedicar el resto del día a la atención del público.

Siete menos cuarto de la madrugada. Nos acercamos a la primera parada de nuestro viaje. Me mareo y me vomito encima. Dos segundos después, paramos.

Hago el resto del viaje totalmente guarreado. Lo primero que hago en cuanto llego a Sevilla es intentar limpiarme en el baño de la estación. Pero, oh sorpresa, ese cuarto de baño no tenía papel higiénico. Busco otro baño dentro de la estación. Encuentro uno que tiene papel higiénico... FUERA. Es decir: que tendrías que salir con los pantalones bajados a recoger el papel cuando te hiciera falta. Me limpio como buenamente puedo y voy a comprarme otros pantalones y otra mochila.

Después de una tensa espera hasta que por fin abren las tiendas, consigo los pantalones. Voy al baño del centro comercial para cambiarme. Pero atención: las puertas del baño no cierran. ¿Quién coño ha diseñado los cuartos de baño de Sevilla? ¿El Marqués de Sade?

Total, que me voy al Corte Inglés, sabiendo que esos cuartos de baño se diseñan desde la central, y me cambio allí. Compro una mochila nueva y guardo en ella los trípticos y los pantalones vomitados (dentro de la bolsa de los nuevos, claro está). Ya son las once pasadas, la feria empezó hace una hora, me cago en la puta y pillo un taxi.

Llego por fin a la feria, con unos pantalones distintos a los que llevaba al salir de casa. Pero ya estoy allí. Entro y doy mi nombre para que me den mi acreditación.

Para los que ya os lo habíais visto venir, os habéis ganado un punto friki: NO ESTOY ACREDITADO. ¿Qué cojones pasa aquí? Me dan una acreditación anónima para poder entrar. Doy una, dos, tres vueltas por la feria, veo el stand de mis vecinos del CADE, pero no encuentro el mío por ninguna parte.

Así es, damas y caballeros, me hinché a imprimir trípticos y a cargar con ellos en un agobiante y mareante viaje de madrugada a Sevilla, que me costó setenta euros más de lo que debería (en pantalón y mochila nuevos) para NO TENER UN STAND DONDE PONER LOS TRÍPTICOS Y DEDICAR EL RESTO DEL DÍA A ATENDER AL PÚBLICO. Pregunto a mis compañeros del CADE si Miguel está por ahí, ya que él se había ido a Sevilla el día anterior... y sorpresa sorpresa, resulta que ni siquiera creen que siga estando en Sevilla.

¡Bien! ¿Alguien más recuerda que había dicho que Miguel me dijo "llévate todo lo que puedas para poner en el stand" después de saber que yo iría el segundo día?




Pues ya sabéis por qué hay un nombre nuevo en la lista negra. Lo de "Sevilla" es por lo mal que lo he pasao en este puto viaje, las diecisiete horas más desperdiciadas de mi vida, y porque sólo Dios sabe quién cojones se ha dedicado a diseñar todos esos cuartos de baño tan aberrantes. Y si os parece que lo que os he contado sobre los baños tampoco es para tanto... dadme algo de tiempo para colgar la foto del único que no os he comentado.

4 comentarios:

JotaceDT dijo...

Creepe, verás, yo... Tengo unos, eh, amigos...

Podría parecer un accidente.

Jack Ryder dijo...

Yo que te agradezco el detalle, Jotace, pero ¿para qué quiero yo que tus amigos tengan un accidente? ¡Si ni siquiera los conozco de nada!

Virginia dijo...

Madre del amor hermoso, no se te puede dejar sólo.


Y eso que me enteré de toda la historia (he escrito histeria, sin querer, lo he borrado y me acabo de arrepentir) antes de ayer, pero oiga, leerlo así, tan bien consignado, impresiona y descojona a partes iguales.


¡¡Demonios, Jack!!


Si quieres que lo mate, di, mata jefa, mata. Y yo voy. Y me cargo al tal Miguel, que espero no sea de apellido Bosé, con esa fijación por Sevilla, leñe.


amén hermanos.

Jack Ryder dijo...

No, no se apellida Bosé, pero después de que el hermano del de EspectáNALGAS Vértigo me encontrara con sólo buscar en google, yo no me la juego más :P