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viernes, 6 de junio de 2008

Oh happy day

Hoy ha empezado como un día relativamente normal. Tenía que echar gasolina al coche, que ya le quedaba menos de un cuarto de depósito, y pasarme por el CADE para que Miguel (¿os he hablado ya de él alguna vez?) me diera los papeles que necesito para poder solicitar mi alta como autónomo. Esto es importante, ya que si quiero que el CADE me conceda la incubación, y por tanto que la Junta de Andalucía me ceda el local gratuitamente durante el primer año de vida de la empresa, tengo que estar dado de alta... y tengo de plazo hasta finales de este mes; también es importante hacerlo cuanto antes porque, como algunos ya sabréis, da igual en qué día del mes me dé de alta como autónomo... me van a cobrar el mes entero de todas formas (y ya puestos, sería una cabronada que me cobraran todo Junio dándome de alta el veintinueve). Aparte de eso, no tenía nada más que hacer. Y hoy, no sólo por ser viernes, pretendía aprovechar ese "nada más que hacer" para vaguear como nunca he vagueado en mi vida.

Bien, pues me paso por la gasolinera de camino al CADE, paro el coche junto al surtidor, abro el depósito de gasolina, marco treinta euros en el prefijador, y descuelgo la manguera. En unos dos minutitos como mucho debería estar listo.

Primera gracia de la mañana: la manguera no funciona. O mejor dicho, no funciona bien. ¿Sabéis eso de que cuando estás a un euro de la cantidad prefijada la gasolina empieza a salir más lentamente y si aprietas a fondo la palanquita para que salga más se te bloquea? Pues ASÍ LOS TREINTA EUROS. He tenido que controlar la presión con la que apretaba el mando de la manguera porque, a poco que me pasase, la hija de puta se bloqueaba. Total, diez minutos para echar gasolina.

Pero bueno, total, puestos a perder la mañana la perdemos bien, ¿no? Pues eso, depósito lleno, me disculpo con la señora que viene detrás mía por la tardanza y le aviso de lo que se va a encontrar (la señora inmediatamente se va a otro surtidor... si ejque soy un héroe, coño!), y me voy al CADE a hablar con Miguel para que me de esos papeles que, según me dijo el martes, se preparan en un momento y me los debía haber tenido listos para el miércoles.

Segunda gracia del día: MIGUEL NO ESTÁ. Jota, el chico del mostrador de la entrada, me ve la cara que pongo y me pregunta si estábamos citados. Yo tengo un momento flashback en el que veo a Miguel ayer (jueves) diciéndome "Ayer (miércoles) es que estuve todo el día ocupado, pero ya mañana quedamos y lo preparamos todo, ¿vale? Para que puedas ir la semana que viene a darte ya de alta". Yo recuerdo que en ese momento pensé "Vale, y si ayer has estado todo el día ocupado... ¿por qué no me lo preparas hoy, si eso (dices) se hace en un momento?", pero conozco a Miguel así que le acepto el acuerdo verbal. Repito: acuerdo verbal. En ningún momento constituye una cita apuntada en su agenda. Le explico a Jota la situación y él me dice "Pues no debe tardar mucho en llegar, porque a las doce tiene una cita con otro emprendedor..."

Vale. A tomar por culo. Necesito esos papeles, así que me meto en el despacho a hacer solitarios toda la mañana. Llega Miguel, lo veo entrar, lo veo reunirse, lo veo hablar por teléfono, lo veo desaparecer y aparecer varias veces frente a la puerta de mi despacho, pero pasa la cita que tenía, se despide de la gente con la que hablaba, saca el teléfono y no viene a verme.

A la una decido que ya está bien, salgo del despacho, echo la llave y, antes de desearle a Jota un buen fin de semana, le digo "Mira, dame una cita con Miguel para la semana que viene cuanto antes, porque está claro que esa es la única forma de que se acuerde de mí". Estoy citado para el martes... ya os contaré.

Total, que me vuelvo a mi casa, hablo un ratillo por teléfono con SANDRA (hale, ya la he mencionado, este post ya tiene sentido :P), y el resto de la tarde lo dedico a lo que quería: vaguear como un lirón. Ya que he perdido la mañana en la gasolinera y en el CADE, al menos la tarde la pierdo en casita que se está más cómodo.

Y como el día ya se va acercando a su fin, ahora puedo permitirme el lujo de anunciar claramente por qué tenía hoy tantas ganas de vaguear, por qué me ha sentado tan mal perder la mañana en el CADE para que Miguel (que estoy convencido de que sería feliz si consiguiera desalojar mi despacho) NO me dé los papeles que necesito, y por qué me he podido permitir no hacer hoy nada de la empresa en casa. Ejém...




... ¡¡¡FELICITADME, HOSTIAS, QUE ES MI CUMPLEAÑOS!!!





Hale. Yastá. Que hay que decirlo todo, coñe :P

martes, 23 de octubre de 2007

Feliz cumpleaños, pequeñaja

Damas, caballeros, anuncios en inglés y demás... el post de hoy va dedicao.



Virginia Fernández González, una persona "con ánimo de ofender", (la madre de No cuenten conmigo, el blog culpable de que yo tuviera que abrir éste), ha sido probablemente la persona que más rápido se ha ganado mi amistad. Creo que, el mismo día que la conocí, ya tenía ganas de conocerla mejor. Amante del buen teatro, del buen cine y de la buena literatura, ingeniosa como ella sola, alguien a quien siempre se está "encantado de conocer", probablemente la persona más dulce y cariñosa que he conocido, y con una vena absurda completamente admirable. Hablamos de la única persona que es capaz de decir "Te echo de menos peque" en la mayoría de sus comentarios en un blog llamado "Te odio mucho", que ya es bastante. Cuántas veces habrá escuchado ella mis penas y cuántas veces yo las suyas. Y sobre todo, cuánto pagaríais por que alguno de los dos contase a la prensa las penas del otro. No, en serio, cuánto, coñe, que estoy en el paro.

Hoy es el cumpleaños de Virgi. No voy a decir cuántos cumple porque jamás se debe decir la edad de una dama (pero si fuera un tío cumpliría veinticuatro). Sí que voy a decir que, por desgracia, estoy cogiendo la mala costumbre de no aparecer por sorpresa (ni avisando) en sus cumpleaños. Y eso que ella fue, probablemente, la aparición sorpresa más memorable en un cumpleaños mío (¿os he hablado ya de la toalla de metro y medio?). Y dado que este año tampoco voy a poder tirar para allá (entre otras cosas porque la celebración ya ha sido, aunque eso es lo de menos), he decidido hacer algo que sí está en mi mano.

En muy contadas ocasiones este blog ha dedicado palabras amables a nadie. Mi hermana es una de esas personas ¿afortunadas? También lo fue en su momento la amable señora que impidió que me suspendieran Lenguaje Publicitario proporcionándome la cuña radiofónica que había perdido. Así que espero que comprendáis lo especial que es esta ocasión:



FELIZ CUMPLEAÑOS, PEQUEÑAJA. No se te ocurra dejar de cumplir. Y si en algún momento crees que no se te quiere o que no se te echa de menos... acuérdate de este post, porque él se acuerda de ti. En este mundo hay pocas personas como tú, y me siento enormemente honrado de contarme entre tus hobbits (ay, coñe...) entre tus amigos.

A continuación, unos minutos musicales:















Bueno, ya está bien de mariconadas, ¿sabéis que por lo visto Bono, de U2, está trabajando ya en la música de la futura obra de Broadway SPIDER-MAN: EL MUSICAL? Desde luego el mundo está cada vez peor de lo suyo, ¿eh?

viernes, 26 de enero de 2007

Sin pasar de la puerta, eso sí

Aquellos que ya llevéis el tiempo suficiente pasándoos por aquí (sí, vosotros, ya sabéis... Virginia y los anuncios en inglés), sabréis que al menos una o dos veces al año me corresponde ponerme serio y recordar alguna de las fechas señaladas en la vida y milagros de Montserrat Martínez. Hoy, por ejemplo, sería su veintiocho cumpleaños.

Pero por esta vez, no me voy a poner nostálgico. Y podría, y algunos dirían que debería; pero después de todos estos años, uno aprende a ver el lado alegre de la ocasión.

Mañana, aún no sé a qué hora pero mañana, mi hermana adoptiva y yo acudiremos al cementerio a visitar a mi hermana biológica. Y eso, que debería ser un momento de tristeza y melancolía, estoy seguro de que va a ser un acontecimiento que roce el absurdo. Como todos los años.

Porque, damas y caballeros... todos los años vamos allí un par de veces (cumpleaños y aniversario), todos los años caminamos con una cierta (aunque no excesiva) solemnidad hacia la lápida... y todos los años nos cuesta un trabajo increíble encontrarla, a pesar de que (supuestamente) no se mueve del sitio. Y digo "supuestamente", porque yo juraría que ha cambiado de calle, e incluso de color, como mínimo cuatro veces.

Al cumpleaños de Montserrat lo llamamos cariñosamente "la primera gymkana anual del Cementerio de Botafuegos".

Si queréis mi teoría... mi hermana fue siempre una gran fan de Mecano (me dejó el fanatismo en el testamento, por lo que se ve); y una vez que se escucha la canción "No es serio este cementerio", no resulta demasiado difícil imaginarse a la jodía jugando a las Lápidas Musicales (como las sillas, pero sin sillas), hasta que al final ya no se acuerdan de dónde se supone que debería estar aparcada... y se queda donde acabó por caer al final. No, en serio, es que ya parece cachondeo... algún día tengo que poner una cámara para ver si la pillo en plena mudanza.

(y sí, alguno podría decir que todo esto se debe en realidad a mi portentoso sentido de la orientación... a lo que yo respondería "¡Eeehp! ¡Tú te callas!")

En fin, esta no es una ocasión alegre, al menos no como solía serlo; pero si después de estos once años no soy capaz de enfocarlo con una sonrisa y una coña de las mías, más me valdría no intentarlo. Montserrat, va por ti:

"Y los muertos aquí
lo pasamos muy bien
entre flores
de colores.

Y los viernes y tal,
si en la fosa no hay plan,
nos vestimos
y salimos

para dar una vuelta
(uo-o-oh),
sin pasar de la puerta,
eso sí...

Que los muertos aquí
es donde tienen que estar,
y el cielo por mí
se puede esperar".


Feliz cumpleaños, hermanita.
Y hasta pronto, y hasta siempre.

viernes, 2 de junio de 2006

Y que ooodies muuucho máaaaaaaaaaaaaaas...

Se acerca la fecha del trágico aniversario de mi nacimiento, cuando los hombres y las mujeres de buena voluntad se estremecen al pensar que sigo vivo un año más y se preguntan qué ha podido fallar. Esa pregunta es demasiado difícil de responder, por tener una respuesta extremadamente larga. Pero el caso es que se acerca mi vigesimoquinto cumpleaños. Y por lo tanto, ya está preparado el plan de todos los años.

Para todos aquellos que no se hayan materializado nunca debajo de una toalla en mi casa por estas fechas, os comento en qué consiste el susodicho "plan de todos los años": el turno de mañana se desarrolla entre la piscina y la barbacoa de mi casa, después de comer y de volvernos a bañar para ver si se nos corta la digestión solemos sacar los juegos de mesa, y ahí aguantamos hasta la tarta. Pero la diversión no acaba ahí, jóvenes castores, porque luego empieza el turno de noche en la bolera. Siempre hago lo mismo, pero es algo que sólo se hace una vez al año y a la gente le gusta el plan. Parece que todo funciona, ¿no?

Efectivamente, astutos lectores, NO. Quedan dos días para la celebración y estoy con una otitis que no me deja dormir, no me deja comer, no me deja ligar (qué bueno es que haya otitits para echarle la culpa, ¿eh?) Esto complica la idea de meterme en la piscina, o incluso la de la barbacoa. ¿Hay o no hay pa odiar al mundo?