Sin pasar de la puerta, eso sí
Aquellos que ya llevéis el tiempo suficiente pasándoos por aquí (sí, vosotros, ya sabéis... Virginia y los anuncios en inglés), sabréis que al menos una o dos veces al año me corresponde ponerme serio y recordar alguna de las fechas señaladas en la vida y milagros de Montserrat Martínez. Hoy, por ejemplo, sería su veintiocho cumpleaños.
Pero por esta vez, no me voy a poner nostálgico. Y podría, y algunos dirían que debería; pero después de todos estos años, uno aprende a ver el lado alegre de la ocasión.
Mañana, aún no sé a qué hora pero mañana, mi hermana adoptiva y yo acudiremos al cementerio a visitar a mi hermana biológica. Y eso, que debería ser un momento de tristeza y melancolía, estoy seguro de que va a ser un acontecimiento que roce el absurdo. Como todos los años.
Porque, damas y caballeros... todos los años vamos allí un par de veces (cumpleaños y aniversario), todos los años caminamos con una cierta (aunque no excesiva) solemnidad hacia la lápida... y todos los años nos cuesta un trabajo increíble encontrarla, a pesar de que (supuestamente) no se mueve del sitio. Y digo "supuestamente", porque yo juraría que ha cambiado de calle, e incluso de color, como mínimo cuatro veces.
Al cumpleaños de Montserrat lo llamamos cariñosamente "la primera gymkana anual del Cementerio de Botafuegos".
Si queréis mi teoría... mi hermana fue siempre una gran fan de Mecano (me dejó el fanatismo en el testamento, por lo que se ve); y una vez que se escucha la canción "No es serio este cementerio", no resulta demasiado difícil imaginarse a la jodía jugando a las Lápidas Musicales (como las sillas, pero sin sillas), hasta que al final ya no se acuerdan de dónde se supone que debería estar aparcada... y se queda donde acabó por caer al final. No, en serio, es que ya parece cachondeo... algún día tengo que poner una cámara para ver si la pillo en plena mudanza.
(y sí, alguno podría decir que todo esto se debe en realidad a mi portentoso sentido de la orientación... a lo que yo respondería "¡Eeehp! ¡Tú te callas!")
En fin, esta no es una ocasión alegre, al menos no como solía serlo; pero si después de estos once años no soy capaz de enfocarlo con una sonrisa y una coña de las mías, más me valdría no intentarlo. Montserrat, va por ti:
"Y los muertos aquí
lo pasamos muy bien
entre flores
de colores.
Y los viernes y tal,
si en la fosa no hay plan,
nos vestimos
y salimos
para dar una vuelta
(uo-o-oh),
sin pasar de la puerta,
eso sí...
Que los muertos aquí
es donde tienen que estar,
y el cielo por mí
se puede esperar".
Feliz cumpleaños, hermanita.
Y hasta pronto, y hasta siempre.