De verdad que se le quitan a uno las ganas...
Vale. Ya está. No voy a dar nombres, no voy a pillarme los dedos, pero no me voy a callar.
Hace un par de meses, cierta persona me encargó que le diseñara un logotipo. Cuando quise hablar con él de presupuestos, me dijo que no, que como la cosa era para darme a conocer a sus asociados, pues que gratis.
Aún así le diseñé el logotipo. Por favor, que nadie me pregunte por qué. Eso sí, me cubrí las espaldas. Él necesitaba un logotipo con urgencia para poder usar en sus tarjetas de visita, y eso fue lo que yo le entregué: un logotipo en colores planos, sin efectos ni nada que pudiera resultar demasiado confuso al poner en un soporte tan pequeño como una tarjeta de visita. Una vez entregado, como siempre he dicho, el trato está cerrado.
Él me sugirió que lo modificase, que hiciese una versión en bonito para impresionar a los miembros de su asociación. Y así lo hice. Pero el trato ya estaba cerrado, el trabajo ya estaba entregado, y este otro trabajo era, según él me dijo, para que sus asociados vieran lo que yo podía hacer. Así pues, hice una nueva versión, combinando la ilustración vectorial con la pintura digital y con la infografía tridimensional, pero que aún así representaba exactamente el mismo modelo... y lo colgué en mi web con marca de agua, para evitar que nadie pudiera utilizarlo sin mi consentimiento, pero para que la gente pudiera verlo junto con mis otros trabajos.
La idea era muy simple, y no me avergüenza decirla: el cliente me pidió un logo gratis para tarjetas de visita, y le entregué un logo gratis para tarjetas de visita. Esta otra versión es un trabajo para mí y sólo para mí. Si él la quiere, que la pague.
Pues bien, hoy he descubierto que esa nueva versión del logotipo, la miniatura al menos (que no tenía marca de agua para que se pudiera ver bien en la previsualización de la galería, pero que mide demasiado poco para aparecer en ningún tipo de soporte físico), ya está en la web de SU empresa. Sin mi permiso, sin mi conocimiento, sin haber visto yo un céntimo.
Lo diré bien claro. Se le quitan a uno las ganas de seguir con esto, cuando lo único parecido a un cliente que te entra te roba el trabajo, te manipula, te miente, y encima espera que le rías las gracias cuando te cuenta que hay alguien por ahí intentando robarle su idea. Conozco a este caballero sólo lo bastante bien como para saber que, si ahora le digo "quita el logo de tu web", se limitará a modificarlo para que no sea exactamente el mismo y a decirme "Hale, ahora demuestra que es el tuyo" (creedme, no es una acusación sin pruebas, sé perfectamente que haría eso... porque ya me está pidiendo que le ayude a hacerle eso a otra persona). Sé que me he matado a trabajar para nada, sé que no se respeta mi trabajo, sé que no se me respeta a mí. Y sé que no puedo hacer nada para evitarlo.
Aunque bueno, ahora también sé a qué atenerme con este tío. Que lo vuelva a intentar. Por favor.